17 agosto 2018
Suena la música. Aunque, tratándose de un festival de música, esto no es raro. Lo único que esta música proviene de MagicoMundo, área dedicada al público familiar dentro del Rototom Sunsplash. Son Emeterians, y lo que suena es un concierto didáctico pensado para el público infantil. Reggae hecho a medida. Cantan, gritan, se emocionan y participan. Y todo eso con esa sonrisa tan particular que la música es capaz de dibujar en sus caras.
Porque la música se convierte en una razón global cargada de significados. Son sus ritmos, que tienen la capacidad de poder con todo. Es también la música y el baile como la mejor de las razones para conectar con nuevas culturas. Como canales para conseguir conectar de la mejor de las maneras posibles con nuevas formas de ver la vida, nuevos referentes y múltiples historias. Edición tras edición, el Rototom Sunsplash se convierte en un encuentro global entre su público. Un carácter internacional y multicultural que también se refleja a través de su cartel musical y en la programación de cada una de sus áreas.
Ahora imagina poder trasladarnos a África, conocer un poco más de la riqueza (y muchas veces desconocida) de su historia y cultura. Pero, ¿cómo? En African Village empieza a sonar la música, el color del área impregna todos los rincones y por un momento formamos parte de esta historia que crea en cada jornada el Rototom. El artista senegalés Ali Thioune es el encargado de una de las exhibiciones de baile africano tradicional. También, y como novedad esta edición, la crew African Womens Dancers con baile afro moderno. Dos formas de mirar hacia una misma cultura que el Rototom acerca y comparte con su público.
Existen otros ritmos. Más frenéticos y candentes. El dancehall puede presumir de estar viviendo un gran momento, se trata de uno de los géneros de la música jamaicana actualmente en tendencia y su baile no podía ser menos. Movimientos que parecen casi imposibles de imitar, pero que en el Solé Reggae Beach, el chiringuito del Rototom en la playa del Gurugú del Grao de Castellón, se hace posible gracias a las clases de dancehall en la playa. Para repetir.
Texto de Asun Pérez Cabezas