19 août 2015
Escalofriante. Probablemente esta sea la palabra que mejor describe el testimonio de Sami Al-Haji en un Foro Social que permanece en silencio. Y, es que, no siempre se tiene la oportunidad de escuchar en primera persona las vivencias de alguien que ha permanecido preso siete años en Guantánamo. A Sami le acompaña Alfonso Sánchez Ramirez, de Amnistía Internacional, que ayuda a crear una contextualización sobre la situación vivida en la prisión, un lugar en el que los derechos humanos son constantemente pisoteados y que tantos años se lleva denunciando desde Amnistía Internacional sin que ningún gobierno ponga solución. La legalización de la tortura en un lugar que ahora cuenta con un total de 126 presos. Las palabras de este “crimen contra el ser humano”, como el propio Sami Al-Haji lo describe, se quedan clavadas en el público. Narra en primera persona algunas de las torturas, tanto físicas como psicológicas, por las que pasaron él y sus compañeros en ese lugar llamado Guantánamo, en donde no se tienen ningún tipo de derecho; ni tan sólo algunos tan básicos como decidir cuándo ir al baño o mantener contacto con familiares. Sami lo califica como una situación imposible de aguantar, de tal manera que consiguen mermar a cualquiera. Y, pese a todo, Sami perdona. Él es una excepción entre todos los presos incapaces de seguir con su día a día tras su paso por Guantánamo. Sami Al-Haji continúa ejerciendo de periodista, luchando por algo tan básico pero difícil en Guantánamo: Justicia, libertad y, sobre todo, que los culpables sean juzgados. Que se corrijan errores y curen heridas. Asun Pérez.