22 agosto 2019
No es el primer festival de Paula este verano. No viene de muy lejos. Vive en Valencia, pero esta semana la pasará en Castelló. Ha llegado al Rototom Sunsplash en autobús. Viene a hacer vídeos y fotos. Lo primero que ha hecho ha sido comprarse uno de los vasos de plásticos del festival y llenarlo en una de las fuentes de agua (con o sin gas) que hay repartidas por todo el recinto. Dice que lo tiene claro, que antes de irse dejará el vaso en uno de los contenedores que ha visto en la entrada a favor de Greenpeace. Sabe que el euro de ese vaso irá destinado a la ONG. No es su primer festival, pero sí el primero en el que se ha encontrado con vasos reutilizables y, por tanto, ningún vaso de plástico por el suelo.
A Paula la encontramos descansando en la sombra, y es que el sol de agosto en Benicàssim pega con suficiente fuerza durante las primeras horas de la tarde: “Es la primera vez que encuentro en un festival zonas con tantos árboles”, destaca Paula. Pregunta por el ahorro de plásticos. Las pajitas, por ejemplo, son compostables. “Ahora me sentiré aún mejor cuando me beba un mojito”, bromea.
El público del Rototom es global. También el problema que está sufriendo el medioambiente. Es por esto que el festival tiene su propia filosofía Greensplash, una filosofía que no solo se trabaja dentro del festival, sino que éste traslada a su público que, como Paula, recibe con agradecimiento. Resulta difícil pensar que alguien no pueda entender lo importante que es la Madre Tierra. Stand up for Earth exclama el lema de la 26ª edición del Rototom Sunsplash. También el mural colaborativo al que están dando forma en el Mercado Artesano. Mientras, en la Teen Yard empiezan a cobrar forma las pancartas que vestirán la manifestación de Fridays for Future. El futuro, precisamente de esto habla el festival reggae cuando decide eliminar vasos y botellas de plástico. Reducir el consumo energético con iluminación con tecnología LED en los escenarios, con las placas solares que se pueden ver repartidas por el festival o los contenedores para las colillas.
Pero no solo es lo que se ve, también todo lo que se puede hacer. Las personas que dan forma a la familia que es Rototom también aprende, comparte y entiende de qué manera puede echar un cable a que pensemos en el futuro de la madre tierra. Del lugar que habitamos. ¿Cómo? A través de talleres y conferencias; tanto para adultos como para niños. Porque es posible utilizar tapones de plástico para hacer móviles; y en el Mercado Artesano lo saben. También en Mágico Mundo, espacio hecho a medida de niños y niñas, en donde aprenden cómo crear sus propios juegos con materiales reutilizados; en Pachamama, qué mejor sitio para hacer las paces con la Pachamama y saber más sobre la reutilización de plásticos; o junto a Greenpeace. También para acercarnos a nuevos movimientos como el ecofeminismo junto a la antropóloga Yayo Herrero, la periodista Kristin Suleng y la activista Gemma Barricarte de Fridays For Future, que, por cierto, el movimiento recorre el reciento junto al público por el calentamiento global y el cambio climático.
Asun Pérez