19 agosto 2018
El testimonio de Makady, bailarina, te deja sin palabras. Una heroína emocional, como la ha descrito una de las muchas personas que se daban cita el domingo 19 en African Village, área del festival dedicada al continente africano, en Feminismo desde la perspectiva de las mujeres negras junto a Jane Oma, de Upside Africa, y Angela Nzambi, técnica CEAR-PV.
“Soy mujer, negra, africana, musulmana, afroespañola y víctima de la mutilación femenina”, así conocemos a Makady, llena de emoción, quien desde hace poco tiempo ha decidido luchar contra la que siempre ha sido su peor pesadilla, la mutilación femenina, convirtiéndose en altavoz de esta realidad: “Esto es como mi terapia, y gracias a ello sigo ayudando a otras mujeres”.
Con sus largas trenzas color verde esperanza, Makady se presenta frente a nosotros liberada de prejuicios y mucho más consciente de su condición como mujer libre: “Rototom es el lugar para soltar y luego volver a sembrar”. Su historia no es fácil y durante el camino ha tenido que lidiar con su propio cuerpo, pero también con su mente. El baile ha sido una de las herramientas que ha encontrado para ello, convencida de que cuando le dijeron que ella no podía bailar, la mejor respuesta era: “¿Por qué no?”. Y lo hizo. Entiende su pasado y vuelve a conectar con la mujer referente que tiene en su vida, su madre, y ahora también lo hace con otras muchas a través de su testimonio.
Cuando Makady acaba de hablar vemos uno de los rasgos más característicos del feminismo, la sororidad. Las tres ponentes se funden en un abrazo, y por un momento parece ese verde esperanza de sus trenzas aún tiene más fuerza.
El papel de Angela Nzambi en este encuentro para hablar sobre el feminismo en las mujeres negras es fundamental, y es que nos ayuda a comprender su propio contexto. Es importante tener en cuenta que cada continente tiene una cultura, una historia y un contexto propio, rasgos que también hacen que el feminismo, dentro de una misma base como es la liberación de la mujer como un ser humano independiente y la igualdad, se construye de forma diferente. Es importante recordar que el concepto del feminismo europeo no es el único y que es importante entender contextos para, a su vez, entender este tipo de movimientos y cambiar la forma en la que se mira al continente.
“La diferencia entre la teoría y la práctica”, así lo cuenta Angela. La diferencia a cuando el movimiento feminista empezó a surgir entre las mujeres negras hasta los años 60, cuando se empieza a teorizar sobre él. Nos habla de una mujer independiente, que decide por sí misma. Uno de los grandes pasos de la mujer negra en África ha sido el de alcanzar independencia económica. También nos presenta los problemas a los que se enfrentan y la consecuencia que éstos tienen en ellas solo por ser mujer, como la poligamia, mutilación femenina, familias extensas, educación, sanidad, sector primario (el 80% de la población dedicada a la agricultura, por ejemplo, lo forman mujeres), la especulación, los conflictos armados y el desarrollo, sobre todo teniendo en cuenta que se invisibiliza el trabajo de las mujeres cuando en realidad son el pilar. Pero nadie las muestra.
“Cada mujer, partiendo de donde está, ha de definir lo que es el feminismo. Lo que es ser mujer”, son las palabras de Jane Oma, quien, tremendamente generosa, comparte su intimidad más cercana para demostrar a la mujer joven que se levanta: “Yo decido”. Nos habla de un feminismo vinculado a la identidad y que no tiene miedo de haber vivido actitudes machistas en un pasado si ha sabido aprender de ellas. Con Jane también conocemos la historia de su madre y de su padre, además de la suya propia, y por un momento entendemos que el feminismo puede tener varias lecturas según el contexto pero que no pierde ni su valor ni su fuerza.
Texto de Asun Pérez Cabezas